En este siglo XXI que ya anda acercándose a la primera mitad de su segunda década, 1.200 millones de personas en el mundo viven en situación de extrema pobreza, lo que quiere decir que sobreviven con menos de 1,25 dólares diarios. Es ese mismo mundo que mira, aparentemente impertérrito a 842 millones de hambrientos. Estas cifras se hacen más dramáticas cuando se leen específicamente en clave rural, ya que el 75% de la población que padece hambre se encuentra en el campo. Y, sin embargo, hay 450 millones de pequeñas propiedades rurales que producen el 70% de los alimentos consumidos en el mundo.
Esta afirmación fue una de las coincidencias de las dos exposiciones internacionales de la mesa Modelos de Desarrollo: Capitalismo en la Amazonía y Extractivismo en Los Andes llevada a cabo hace unos días en el marco del Foro Andino Amazónico de Desarrollo Rural. No se trata de una frase cliché sino de la realidad que enfrentan los pueblos indígenas andino amazónicos que constantemente generan manifestaciones y demandas por el respeto a sus formas de vida, la integridad de sus territorios, la no contaminación de sus recursos naturales, el derecho a ser tomados en cuenta, entre otros, esto es, sencillamente su demanda por el cumplimiento de sus derechos y la eliminación de la exclusión socio económica a la que han estado sometidos.
Instituciones especialistas en el tema, pertenecientes al contexto boliviano, se reunieron la pasada semana en la ciudad de Cochabamba - Bolivia con el objetivo analizar el estado de situación de la tierra y territorio en el país, sus avances y desafíos; además, de enmarcar un plan de trabajo a mediano plazo en busca generar apoyo, acción colaborativa e interaprendizaje entre estas instituciones.